Las creencias son la causa del mundo en que vivimos.
Las proyecciones son el proceso mental de ver fuera de nosotros aquella información que decidimos negar en nuestro interior.
¿QUE PROYECTAMOS?
Proyectamos nuestras creencias sobre el mundo, las relaciones, nuestro cuerpo, nuestros trabajos y todas las experiencias que vivimos.
Todo lo que ves en el mundo es porque existe en tu mente.
El proceso de proyección es el siguiente:
NEGAMOS-PROYECTAMOS-PERCIBIMOS.
Cuando experimentamos una creencia o una emoción que consideramos indigna de ser percibida la negamos y la proyectamos hacia el exterior. Al negar las creencias buscamos no sentirnos responsables de esas ideas y las ponemos mentalmente fuera de nosotros. Ese acto de negación y proyección nos hace sentir aliviados. Pero el alivio es momentáneo porque una vez que proyectamos nuestro interior en el mundo exterior este se manifiesta acorde a lo que proyectamos que no queríamos sentir. La paradoja es que olvidamos la información que negamos y proyectamos, pero al ponerlo fuera nuestra experiencia interna terminamos viviéndola igual.
Si el mundo es un efecto de nuestra mente, significa que vivimos físicamente aquello que no deseamos sentir mentalmente. A este proceso lo llamamos percepción.
La percepción es experimentar sensorialmente la información que rechazamos y proyectamos inconscientemente.
Vemos en otras personas los aspectos de nosotros mismos que consideramos indeseables e incorrectos. Los negamos y olvidamos que lo negamos para no responsabilizarnos de que están en nosotros. Al etiquetar algunos aspectos de nuestra mente de “indeseables” los proyectamos en otras personas. Este ejercicio mental inconsciente nos brinda una sensación de inocencia que perdemos en el momento que empezamos a juzgar estos aspectos indeseables cuando los vemos en nuestra pareja, en nuestros amigos, etc. No nos hacemos cargo de nosotros, pero consideramos que es correcto intentar corregir a nuestra pareja y a nuestro entorno de aquellas creencias que hemos olvidado que viven en nosotros. El conflicto aumenta cada vez que intentamos corregir a los demás porque los hacemos sentir incorrectos y a la vez nosotros nos sentimos más incorrectos porque una parte de nuestra mente sabe que lo que juzgamos en los otros es aquello que aún no hemos sanado en nuestro interior. Todo este proceso da inicio al sufrimiento del victimismo.
¿Existe una solución a este mecanismo inconsciente?
Si. Tenemos dos opciones.
Si te interesa seguir profundizando en este mecanismo, puedes explorar el plan de estudios de las formaciones en biodescodificación para lograr una compresión total.